Hace unos meses vi por redes, no recuerdo exactamente dónde, una publicación en la que se anunciaban visitas en Belaze y, no sé muy bien por qué o qué fue lo que llamó tanto mi atención, pero supe que debíamos ir a una de esas visitas. El horario de las mismas no encajaba con nuestras necesidades y rutinas, así que cuando a principios de año vi anunciada una visita para el día 6 de enero, supe que no podía dejar pasar esa oportunidad, teníamos que ir. Además, por circunstancias que ahora no vienen al caso, necesitábamos actividades al aire libre, hacer algo nuevo, desconectar para reconectar.

Y en estas circunstancias y contexto fuimos hasta Elorrio a descubrir y conocer Belaze. Lo primero que llama la atención al ir es el paisaje, se encuentra en la localidad de Elorrio, en Bizkaia, rodeado de montes, muy cerca, por cierto, de la necrópolis de Argiñeta, por si queréis aprovechar la ocasión para visitarla y aprender un poco de historia con los peques. La visita dura alrededor de dos horas, cogimos «baserria eta inguruak», existe también otra opción llamada » baserria», depende del día, la visita se realiza en euskera o en castellano, por tanto, es recomendable informarse antes.

La visita transcurre entre naturaleza, silencio y tranquilidad. Se visita a las reinas de Belaze, ellas, las vacas, que pastan en las campas de alrededor, cada día cambian de zona, para poder comer la hierba de cada una de ellas, abonarla y después, dejarla descansar para que crezca con fuerza. Un sistema no muy común por estos lares, pero que tiene múltiples beneficios para los animales y el medio ambiente. Vimos a las vacas comer, incluso nosotros mismos les dimos de comer! y…vimos cómo guardaban cola para ser ordeñadas. Itziar nos contó que tienen su propio orden que siempre suelen seguir, siempre es una la primera, otra la segunda. .Siempre las mismas.

Tras esto, seguimos nuestro recorrido, conociendo curiosidades sobre la zona de huerto e invernadero, sobre las gallinas, a las que también pudimos dar de comer, los más valientes incluso dejaron que comieran directamente de su mano! Y los niños pudieron recoger huevos ellos mismos.

 

 

Tras esta aventura, los pequeños pudieron conocer algunos datos y conocer varias plantas y hierbas y sus utilidades, como ya sabréis, las hierbas y sus diferentes usos siempre han tenido una amplia tradición en el caserío vasco…unido a esto, los niños hicieron un taller en el que pudieron crear sus propias bombas de semillas para después llevarlas a casa y plantarlas.

Y para finalizar la visita aún con mejor sabor de boca…pudimos degustar yogur con sabor a sutil de frambuesa, delicioso, lo realizan ellos mismos allí y se puede comprar en la tienda que tienen en el mismo caserío, junto a otros productos de producción propia o elaborados por caseríos de los alrededores; mermelada, miel, queso fresco, chorizo, fruta, salchichas…

Nos gustó mucho la experiencia y la visita, a mí, personalmente, me gustó especialmente ver de verdad la vida en un caserío, cómo cada animal, cada fruta, cada verdura…tiene su función, no es simplemente, tenemos vacas, vendemos su leche, y ya. Sino que Belaze se acerca más al estilo de vida tradicional vasco, en el que cada elemento del baserri cumplía su función o funciones.

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