A pesar de lo que el título pudiera sugerir, no, este libro no trata sobre tramas de niños robados, sino sobre hadas y trasgos. Sobre suplantadores.
Vale, ¿qué es un suplantador? te estarás haciendo quizás esta pregunta, un suplantador es un trasgo o un hada que suplanta a un niño en el mundo real. Y este libro trata de Henry Day, un niño cuya vida fue suplantada por un trasgo (que hace alrededor de cien años, fue también un niño, alemán, con muchas dotes para la música) En el libro se turnan Henry Day y el trasgo para ir narrando la historia, cada uno desde un punto de vista.

Los niños perdidos viven en el bosque, escondiéndose de las personas, esperando que llegue su momento, el momento de suplantar a un niño y volver por fin ellos a vivir una vida. El niño suplantado ocupa entonces el lugar del suplantador en el bosque, entrando de este modo en la mecánica de los suplantadores, empezando él a esperar su turno para suplantar. Una rueda infinita.

Libro entretenido, engancha la historia. Aunque el final no me termina de convencer del todo. Tampoco me gusta la descripción de los personajes, muy pocos datos sobre ellos. Y cuando el nuevo Henry Day comienza a investigar su pasado, no me parece que se aporten datos suficientes sobre él. No aclaran demasiadas cosas sobre quién era y en qué se convirtió su suplantador en su vida.
Conclusión: me ha gustado pero podría haber dado mucho más de sí.

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