Precioso cuento que leemos gracias a Boolino, narra la historia de una familia de patos compuesta por papá pato, mamá pato y sus cinco patitos. Cuatro de los patitos nacen del huevo, pero el quinto..el quinto tiene su propio ritmo. Pero mamá pata sabe que cada uno necesita su propio tiempo para hacer las cosas.
Me ha encantado, por su mensaje, por su manera de transmitirlo. Muchas veces el mundo de la maternidad/paternidad parece una competición, para ver cuándo le sale el primer diente (con el bebé ya ha habido quien me ha dicho: «¿Ya le está saliendo algún diente? a éste le saldrán antes que al otro, ¿no?» y es que, mi primer hijo, tuvo su propio ritmo para
normal…que todavía no tuviera tal o cual cosa, que no supiera hacer esto o aquello…sin comprender que cada persona somos diferentes y por ello cada uno hacemos las cosas y nos desarrollamos a nuestro propio ritmo. Y cuando los hijos dejan de ser bebés y comienzan a ser niños, la competición parece seguir, «Pues el mío ya no lleva pañales, ¿y el tuyo?» «Uy, el mío duerme en la cama desde que tenía…» «El mío ya sabe contar, leer, inglés…» y así toooodo el rato, tooooda la vida, siempre comparando, siempre mirando a los demás, y mirando lo propio sólo para comparar con el prójimo, qué hartura, de verdad. Y por ello me ha gustado, porque cada uno tiene su propio ritmo, y eso es algo que mamá pato sabe de sobra, y por ello lo respeta.
normal…que todavía no tuviera tal o cual cosa, que no supiera hacer esto o aquello…sin comprender que cada persona somos diferentes y por ello cada uno hacemos las cosas y nos desarrollamos a nuestro propio ritmo. Y cuando los hijos dejan de ser bebés y comienzan a ser niños, la competición parece seguir, «Pues el mío ya no lleva pañales, ¿y el tuyo?» «Uy, el mío duerme en la cama desde que tenía…» «El mío ya sabe contar, leer, inglés…» y así toooodo el rato, tooooda la vida, siempre comparando, siempre mirando a los demás, y mirando lo propio sólo para comparar con el prójimo, qué hartura, de verdad. Y por ello me ha gustado, porque cada uno tiene su propio ritmo, y eso es algo que mamá pato sabe de sobra, y por ello lo respeta.
todo, cosa que parecía preocupar en exceso a determinadas personas, que no cesaban en preguntar que cuándo, que si ya, que si era
Porque hay que respetar los tiempos de cada uno, sin presionar, sin atosigar, sin juzgar, simplemente apoyando y observando, estando atentos por si alguna vez requieren ayuda, nada más.
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