J de Juzgar, con la maternidad llegan los juicios, parece que todo el mundo cree que lo hace de la única forma posible existente. Las madres y padres son constantemente juzgados en su función de padres, por otros padres y madres, o por los abuelos, que creen que por haber criado hace bastantes años ya a sus hijos tienen la llave del saber, la verdad única y absoluta sobre cómo han de hacerse las cosas.
La maternidad parece que abre una puerta para que los demás puedan juzgarte, si lo haces bien o mal, aunque generalmente el veredicto al que se suele llegar tras haber juzgado es que los demás lo hacen mal. Si das el pecho porque lo das, sino lo haces porque no lo haces, si le das chupete, si lleva zapatos, si no los lleva, si duerme si no duerme, si tose, si rie, si le llevas abrigado, si no le llevas, si trabajas demasiado o demasiado poco…el caso es juzgar, siempre juzgar sin entender que cada padre y cada madre siempre hará lo que crea mejor para sus hijos, que se aprende a base de errores, a base de ensayo y error y que es uno mismo quien ha de darse cuenta de que se equivoca, que duele mucho cuando se es constantemente juzgado y cuando se cuestiona cada decisión o acto que realizas. Basta ya de juzgar a los padre y madres, de encasillarles en roles de buenos o malos padres, todos los padres ( o casi todos) son buenos padres y buenas madres porque siempre harán lo que crean mejor para su progenie.
La maternidad de la A a la Z es un carnaval que inició Verónica de Trimadre a los treinta.
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