Raras son las veces en las que publico post de este estilo en el blog, pero creo que la ocasión lo merece. Esta semana ha sido algo movidita, niñofobia en estado puro es lo que se ha estilado en distintas redes sociales y ambientes. Un periódico publicó una noticia, que más bien pareciera un publireportaje, sobre un restaurante en Bilbao de cuyo nombre no quiero acordarme por no darle publicidad. En dicha noticia se alababa la brillante idea que había tenido dicho restaurante y es que, oh, fíjate tú, habían decidido vetar la entrada en su establecimiento a los menores de 18 años.

Mientras algunas personas nos echábamos las manos a la cabeza, otras muchas, creo que mayoría, alababan la idea porque les parecía que el restaurante tenía derecho a ejercer su derecho de admisión, los derechos de los niños, ya si eso, los dejamos para otra ocasión. Pisoteados una vez más, qué más da. Unos decían que es que los niños son unos maleducados, bueno, no, que los maleducados son sus progenitores porque no los controlan, porque los niños molestan, los niños corren, los niños gritan, los niños se suben a las sillas…debo de frecuentar distintos espacios a ellos, o debo de haber sido muy afortunada porque sinceramente, no es ya que mis hijos no hayan realizado nunca tales acciones, sino que no he visto nunca esas situaciones. Niños que lloraban, niños que hablaban alto…sí, los he visto, como también he visto adultos, no acompañados por menores hablando en voz en grito creyéndose los dueños y señores del local, adultos hablando por teléfono en tono elevado, enterándose los demás de toda su conversación…Pero bueno, quizás es que esas personas y yo no frecuentamos los mismo ambientes ni las mismas personas, de acuerdo.

Otra de las justificaciones radica en indicar que dicho establecimiento no es adecuado para los niños, no sé, no he estado, ni creo que vaya a estar en la vida, pero viendo sus fotos lo único que yo veo es un ambiente moderno y mucha vegetación. No veo el problema en meter a un niño en ese ambiente. Al parecer, uno de los responsables del restaurante dijo que el estilo de comida servida en el mismo no es apropiado para los menores. Será que los niños están destinados a comer siempre menús infantiles en los que predominan las grasas, fritos y rebozados. Una vez más, seré yo la rara, porque siempre solemos rehuir de ese tipo de menús infantiles compuestos por pasta y croquetas, pero quizás los dueños de ese establecimiento lo más cerca que hayan estado de un niño fuera cuando ellos mismos fueron uno. (Sí, sorpresa, increíble pero cierto, ellos también fueron niños, todos lo hemos sido, pero parece que o bien cree el ladrón que todos son de su condición y fueron niños diablillos de esos que ahora tanto les molestan y quieren lejos, o bien han olvidado esa época y creen que ellos ya nacieron adultos)

Otro de los motivos esgrimidos por los defensores a ultranza de la niñofobia que se esconde tras este acto es recordar que hay más locales donde se puede comer, que hay otro tipo de negocios adults-only, que a veces está bien comer tranquilo…porque claro, todos sabemos que los adultos nunca molestan(mos). El problema no está en poder ir o no a ese restaurante, el problema radica en la prohibición, en la negación de los derechos de los niños, los que tienen como niños y los que tienen como personas.

¿Por qué no se prohíbe la entrada a los mayores de una determinada edad? por ejemplo, a los mayores de 65 años porque luego se tiran con la sobremesa un montón de tiempo ocupando una mesa…o a los procedentes de otros países, o a quienes no hablen el idioma, o a los que vistan falda, o a los hombres…¿suena ridículo? pues igual de ridículo es prohibir la entrada a los menores de edad a un restaurante normal y corriente.

Los niños son personas y estaría bien que esta sociedad adultocentrista se centrara por una vez en algo más allá de su propio ombligo y beneficio y empezara a pensar en los niños, el futuro del mundo, a los que una y otra vez se les pisotean los derechos porque no tienen ni voz ni voto para poder defenderse. Esta sociedad enferma que siempre ataca a aquel que ve más débil, aquel que no cumple con aquellos ideales que ellos creen como necesarios para su propio bienestar de adulto.

Os dejo, por cierto, por aquí, el enlace a un artículo sobre la denuncia que Facua ha hecho a este establecimiento.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Pin It on Pinterest