He de confesar que el ajedrez siempre me ha parecido complicado, por eso, cuando mi hijo de 6 años me dijo que quería aprender a jugar, que quería que los Reyes Magos le trajeran un ajedrez, eché a temblar. ¿Y si no recordaba cómo se jugaba? ¿Y si equivocaba los movimientos de las diferentes piezas? ¿Y si no sabía explicarle ni enseñarle? El miedo a fallar, a no saber, a no estar a la altura. Mis hijos tienen muchos juegos de mesa (esto me recuerda que he de darle un poco de caña a esa sección del blog y empezar a reseñaros poco a poco los que tenemos) pero pocas veces han sido ellos los que han pedido alguno concreto, sobre mayo del año pasado, el mayor, de entonces 5 años, pidió el Virus, después de haberlo probado en el recreo con el hermano mayor de uno de sus compañeros de clase. Y después para reyes pidió el ajedrez, así que no podíamos fallarle (o los Reyes no podían fallarle, claro), ya aprenderíamos.
Asi que, cuando en el boletín de novedades de la editorial Picarona vi este libro: «¡Vamos a jugar al ajedrez!» supe que sería un buen libro, la solución a mi problema (iba a poner nuestro, pero en realidad creo que para él no ha sido jamás ningún problema) Este libro es una buena manera de introducir a los niños al ajedrez, entre sus páginas incluye además un tablero y un set de piezas completo, con lo que nos sirve además para jugar con él y para llevarlo a la calle o de vacaciones, ya sabéis que me encantan todos los juegos que se puedan llevar de aquí para allá facilmente, así que con el libro además matamos dos pájaros de un tiro; tenemos un libro maravilloso que explica de manera sencilla las reglas y normas de este juego y un ajedrez que podemos llevar con nosotros.
Es un libro que empieza a explicar por lo básico: qué es el ajedrez, cuál es el objetivo, entre cuántos se juega, cómo se colocan las piezas en el tablero…porque las cosas hay que explicarlas desde cero, desde el principio, poco a poco, paso a paso. Sin presiones los niños pueden aprender a jugar a este juego que fomenta la lógica.
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